Es Hora de Aprender a Actuar con Valentía

¿Quién no ha tenido miedo alguna vez? Todos en la vida en más de una ocasión hemos tenido miedo a algo o alguien. Hay miedos que son reales y otros que son imaginarios. En ocasiones pueden ser destructivos e impedir que llevemos una vida normal. En estos casos la valentía nos va a ayudar a enfrentarnos a ellos. Aumenta tu coraje porque, mientras temas lo desconocido y ello te paralice y limite a la hora de actuar, estarás distaciándote de toda posibilidad de crecimiento y desarrollo. Hacer algo distinto, salir de la rutina, tiene muchas ventajas. Y si no va bien, piensa que de los fracasos se aprende.
¿Es bueno tener miedos?

El miedo es una emoción humana que a veces puede ser beneficiosa. El miedo es útil mientras nos avisa del peligro y nos obliga a actuar con cautela pero, cuando acaba convirtiéndose en una emoción con poder paralizante que nos inquieta e impide evolucionar, resulta necesario ponerle remedio rápido. 

El miedo puede hacernos desconfiados o paralizarnos. La manera habitual que utilizamos para escapar del miedo es huir de esas situaciones que nos asustan. Sin embargo, evitándolo, únicamente conseguimos reforzarlo con la idea de que puede más que nosotros.



¿Todos tenemos temores?

Hablar en público es una de las situaciones que más suelen temerse

Los temores van apareciendo y se suelen ir superando con cada edad, pero a veces esas percepciones de peligro o inseguridad se instalan en nuestro interior durante demasiado tiempo. 

Los adultos suelen tener miedo a la muerte, a las enfermedades, a acudir a una entrevista de trabajo, a perder el trabajo, a hablar en público... Los niños suelen tener miedo a la oscuridad, a los monstruos, a perder a sus padres, a los exámenes, a ciertos animales, etc. 

En ocasiones, los miedos que acaban por obsesionarnos se reflejan en nuestro cuerpo y en los comportamientos físicos. Principalmente, son una fuente de molestias como la ansiedad, dolor de cabeza, insomnio, depresión, dolores en el pecho, estrés...

Cuando el temor se basa en una experiencia pasada (accidente de coche, mordedura de perro....) es más difícil autoconvencerse de que no pasa nada cuando se nos vuelven a presentar situaciones de peligro. Pero, si no viene causado por nada anterior, debes persuadirte a ti mismo de que se trata de un miedo irracional al que puedes vencer con valentía.

Enfréntate con valentía

Cada persona tiene una forma de enfrentarse al miedo. Hay una serie de factores que son decisivos a la hora de activar los pensamientos y emociones: la herencia genética, las capacidades, la educación, desarrollo evolutivo, el entorno, etc. 

Lo primero que hay que hacer es reconocer el problema para después tomar decisiones. Es bueno plantearse preguntas como ¿A qué tengo miedo?, ¿Hasta que punto soy capaz de enfrentarme a mis miedos? Cuando hayas respondido a estas preguntas siendo sincero contigo mismo podrás empezar a hacerle frente, siempre con calma y serenidad y contando con el apoyo de las personas más cercanas.

Una manera de vencer el miedo en el momento en que nos acecha es relajándonos y apartando de nuestra mente los pensamientos que intensifican ese miedo. Convéncete de que nada malo va a pasarte y de que no es más que una sensación irracional que puedes vencer con entereza y valentía. Ten presente que las reacciones de miedo pueden llegar a cambiarse con razones y acciones que lo neutralicen.

Cuando te invada el temor, debes intentar mantener la calma y empezar a apartar de tu cabeza los pensamientos que te están provocando ese miedo. Haz un esfuerzo por controlar tu mente e intenta sustituirlos por pensamientos positivos. También puedes hablar con algún amigo de aquello que temes.

Utiliza la relajación como instrumento para superar el miedo que te producen determinadas situaciones; te resultará muy útil. Para practicarla, evoca una escena agradable en tu mente (por ejemplo, una playa tranquila) o trata de respirar de manera acompasada y profunda. Este sencillo ejercicio te servirá para saber reaccionar con más seguridad y control ante lo que habita en tu mente.

Enfréntate a la situación porque es la única manera de aprender de verdad. Ármate de valor y empieza a responder sin miedo ante aquello que te ha estado paralizando durante muchos momentos a lo largo de tu vida. En los dos casos comentados antes, es importante ir poniendo esta actitud en práctica de forma progresiva.

Aumenta tu coraje porque, mientras temas lo desconocido y ello te paralice y limite a la hora de actuar, estarás distaciándote de toda posibilidad de crecimiento y desarrollo. Hacer algo distinto, salir de la rutina, tiene muchas ventajas. Y si no va bien, piensa que de los fracasos se aprende.



7 tips para hablar en público

Si se te dificulta expresarte ante varias personas, sigue estos tips que te convertirán en un buen orador.

Hablar en público es una actividad desagradable para muchos y cuanto mayor sea la importancia del evento, peor el miedo. Sin embargo, como emprendedor, deberás enfrentarte constantemente a exposiciones y presentaciones, ya sea ante tu equipo, socios, clientes o posibles inversionistas. Y debes hacerlo de la forma correcta para conectarte con tu audiencia.

Pero hablar en público en realidad no es tan difícil. No es otra cosa que conversar, y eso lo haces prácticamente todo el tiempo. El misterio desaparece una vez que se ha aprendido cómo hacerlo.
Aquí te entregamos algunas claves para convertirte en un buen orador y aprender a expresar tus ideas ante una audiencia, ya sea de diez, cien o mil personas:

1. Exprésate con sencillez
La gente que te escuche captará una o dos de las principales ideas que expongas. Si no puedes expresar en un par de enunciados el punto que propones comunicar, entonces tu alocución no está bien definida. Y si no sabes con previsión lo que quieres decir, mucho menos lo sabrás decir en público.

 2. Organízate
Sea larga o corta tu disertación, es importante ordenar los elementos de la misma. Hay que prever la introducción, los puntos principales que se van a exponer y la conclusión.

A veces, una buena forma de comenzar resulta ser la frase final. Una vez que sabes a dónde te diriges, puedes escoger el camino que más te plazca para llegar allí. Es decisivo tener un final poderoso y contundente, pues en la mayoría de los casos es lo que la gente mejor recuerda.

3. Sé breve
La duración de los números en los espectáculos de variedades suele ser, como máximo, de 12 a 15 minutos. Si una cuadrilla de bailarines y cantantes que ponen toda el alma en su trabajo no logran entretener al público por más tiempo, ¿qué le hace pensar que tú sí podrás? Evita los discursos demasiado largos y rolleros. 

4. Sé sincero
Si tratas de ser distinto a como eres (poco natural), probablemente no vas a convencer a nadie. Si no te parece graciosa una anécdota, no esperes que el público se ría con ella. Si la información que pretendes transmitir no te despierta un verdadero interés, tampoco lo despertará en los demás.
Si tomas la palabra es porque has tenido una experiencia que los oyentes desconocen; compártela con ellos. Trata de que sientan lo mismo que tú sentiste: una profunda emoción, o indiferencia; miedo, o tristeza; fastidio, o perplejidad.
La primera persona del singular (yo) puede ser un arma eficaz, pero debes ser cauto y ubicarte correctamente en el espacio, tiempo y tipo de público que te escucha.

5. Aduéñate de la situación
En los primeros momentos de un discurso se establece el vínculo entre el público y el expositor. Sonríe, agradece a la persona que te presentó y luego espera un momento.
No empieces hasta que hayas captado la atención de todos los presentes. Cada una de esas personas comprenderá inmediatamente que el orador le está hablando a ella, y su cerebro se dispondrá a prestarle atención. Eso es precisamente lo que quieres.
Cuando el público se haya puesto atento, establece contacto visual. Escoge tres caras amigables: una a la derecha, una a la izquierda, y una al centro. Dirígete entonces a una, luego a otra, y así lograrás abarcar a todo el auditorio.

6. No leas, habla
Leer ante un auditorio no resulta tan eficaz como hablar directamente y con el corazón; la expresión espontánea quizá no sea tan pulida, pero definitivamente es mejor.
No es recomendable redactar discursos, pero sí lo es llevar notas para recordar lo que quieres decir, y saber en qué parte va uno. Una buena idea es hacer bullets con los puntos principales o con datos importantes que quieras dar a conocer.

7. Relájate
Cuando estamos sometidos a tensión nerviosa, a menudo olvidamos cómo respirar correctamente. Toda persona que acostumbra presentarse o actuar en público conoce la importancia de la respiración.
No inhales profunda y forzadamente, ni respires con mayor rapidez que de lo normal; te puedes hiperventilar. Para relajarte, sólo tienes que mover el diafragma suave y rítmicamente y dar inhalaciones largas y profundas.


4 formas de superar tus miedos

La psicóloga Linda Sapadin ofrece un plan de acción para enfrentarse a los miedos, incluyendo los puntos clave que pueden aplicarse para los emprendedores en el mundo de los negocios. 

Para superar los miedos que están evitando que inicies tu empresa o que tomes riesgos que podrían beneficiar tu organización, toma nota de estos cuatro pasos: 

Cambia la forma en que piensas
Emprende una acción que has estado pensando desde hace tiempo realizar, sin pensar en los resultados o las consecuencias que podría conllevar hacerlo. 

“Para los emprendedores, esto podría ser, por ejemplo, que quieras llamar a alguien que te podría ayudar. ¿Qué pasaría si te rechaza? No importa. La meta debe estar en tomar acción, sin considerar qué resultados tenga”, dice Sapadin. 

Cambia la forma en que hablas
Usa lenguaje positivo y evita usar frases o palabras con alguna connotación negativa. 

“Suelo decirle a la gente que lo digan aunque no lo crean: ¡Yo puedo hacerlo! y que nunca digan: Yo no puedo. Decir que no puedes hacer algo motiva el miedo en lugar de tranquilizarte. Intenta  desarrollar el hábito de usar palabras confortantes, incluso cuando tu primera reacción sea hablar con miedo”, aconseja la experta. 

Cambia la forma en que actúas
Cuando no estás seguro de algo, finge. “No necesitas sentirte confiado por dentro para verte confiado por fuera”, señala Sapadin. “Muchas personas que han conseguido grandes logros tiemblan y se sienten aterrados por dentro pero lo superan y hacen lo que tienen que hacer para alcanzar sus metas”. 

Cambia la forma en que usas tu cuerpo
Sapadin compara el cuerpo con un interruptor; por lo tanto, no lo debes de sobrecargar. “Si te sientes temeroso, tu cuerpo se pone tieso y las personas lo notan”, afirma la psicóloga. 

Sapadin recomienda hacer ejercicios de relajación y de respiración como yoga o meditación. Aún mejor, dice que es bueno tomarte unos días fuera del trabajo o unas vacaciones.