Desde la época de Toledo en adelante los presidentes que han salido elegidos no lo han sido por tener un excelente carisma popular, por una amplia votación convincente o un buen y gran grupo de respaldo político y profesional, por una base partidaria solida, todo lo contrario, lo han sido solo por la "coyuntura del momento" (llámese oportunismo, frente anti demócrata, corrupción, etc.) Esto debemos reconocerlo aunque nos duela, y de tiempo es la razón del desgaste y baja estima popular hacia la figura presidencial.